Tuvieron que estaquearlo.
Cocerlo a balazos, tuvieron,
Y antes, para escarmiento,
Le arrancaron los huevos.
Ya ni ladrar podía.
Cuando confirmaron
Que estaba muerto,
Definitivamente muerto,
Temblaron sacudidos
Por la duda:
¿Qué distancia hay
En la historia
Entre la muerte
Y el nacimiento de un perro?
Ahora que me gusta una chica
no me duelen
las hormigas coloradas
son como chichoncitos de risa
para mi piel las ronchas,
como airecitos de sol,
pancita de empanada,
como flores que se acurrucan,
se apimpollan de frío,
como tortugas
debajo de la servilleta
o escondidas en el trapo de piso.
Que me ataquen
todos los mosquitos,
que me muerda un perro
y una víbora a la vez.
Ahora que me gusta una
si me llego a morir
ni cuenta me voy a dar.
Murió Raquel, la amable vecina,
voz de miel, ojos vagabundos
Murió don José, su marido,
el de los cumplidos saludos de la tarde.
Murió la tía Augusta,
devota de San Antonio,
sus cinco hijos aliviados.
Murió la abuela Valentina,
con ella los ponderados
pasteles de manzana.
Murió el tío Alberto,
roto el corazón
por tanto desvarío.
Murió padre, madre, hermana,
fatal la garra del destino.
La muerte, dueña de la calle
ayer sacó la silla ala vereda.